Fogata
Su lengua de hierba solía perfumar mis soles
a las tres de la tarde
venía con la lluvia y mordía con el trueno
y su pezón como tempestad
volcaba travesuras blancas en mi lengua
Niña gitana
insondable roca hundida
entre mi pasto lunar
tu espalda de musgo acoplabas a mi canto
para unirnos en la soledad y el exilio
aprendiendo a sembrar volcanes en las colchas
a beber fuego de nuestras pieles
arrugadas por besos y oquedades
a crear dulces rompecabezas de poros
y la constricción de nuestras piernas violentas
que agitaban la tarde con nuestro verdor de fogata.
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